jueves, noviembre 12

Revisando el pasado: Secret Wars #1

¡Vaya cómic!.

Eso pensé cuando el quiosquero me entregó el primer número de aquel cómic. Lo recuerdo como si fuera ayer; Se acercaba el verano y mi sed por los superhéroes se saciaba con Alpha Flight e Iron Man. ¿Por qué esas dos series?; El misterio queda resuelto cuando se conoce la historia. Una de las tantas veces que me acerqué a la librería de cerca de casa, estaban en un estante los dos números uno de dichas colecciones. Con esfuerzo, reuní el dinero (200 pesetas o incluso 190) y compré mis dos primeros cómics de forma consciente. Podía haber elegido La Patrulla X, pero ya llevaba algún número y no conocía la existencia de librerías y servicios de números atrasados, por lo que no quería comenzar mi particular relación con los cómics con un número que no fuera el uno. Pero sigamos con las Secret Wars.

Supongo que el mes en el que compré el cómic no era en el que se había publicado; Estaba situado en un lateral exterior del kiosco y el sol implacable había amarilleado su portada y hojas. A mi me daba igual; Tenía un cómic en el que todos los héroes conocidos (y otros que escuchaba por primera vez) estaban reunidos.

Aquella mañana estaba acompañado de mis vecinos a los que mas o menos picaba el gusanillo del cómic. Paco y Edu, compraban La Patrulla X (envidiaba aquellas aventuras de Kitty y compañía), mientras que Toñin, el chico del Spectrum, seguía los Extra Superhéroes. En realidad, se los traía su padre, que trabajaba en la distribuidora y todos estábamos encantados de tener a un amigo que consiguiera cómics gratis. También nos acompañaba mi padre, siempre tan complaciente (lo sigue siendo) y paciente con todos nosotros. Creo recordar que era un sábado y nos fuimos desde Alcobendas hasta ¡Fuencarral!, toda una aventura. Es mas, la razón de aquella excursión era ir al campo de entrenamiento del Real Madrid. Nunca entendía esto, porque mi padre, mi hermano (que también nos acompañaba) y yo éramos del Atleti. El resto si que eran del Madrid. Pero a esa edad, uno no piensa tanto en los colores y rivales, y una mañana distinta era suficiente para disfrutar.

Así que, entre autógrafos del Buitre, Michel, Camacho (al que después me unió las clases a su hijo en mi casa, fíjate como es la vida) un tal Poulsen que iba para estrella y todo bicho viviente que apareciera por la puerta, estaba mi estupendo número uno de las Secret Wars.

Seguro que comí y en la hora de la siesta, cuando todos dormían yo abrí mi cómic con mucho cuidado. Que estuviera mas amarillo que blanco ya me fastidiaba a tan temprana edad. Abrí la primera página…¡y allí estaban!.



Spiderman, Reed Richards, La Cosa, Iron Man…todos juntos. Pero no estaban solos, sino que también estaban “los otros” los villanos. En dos o tres viñetas, veíamos al causante de todo, El Todopoderoso (menudo nombre), quien les prometía hacer realidad sus sueños si acababan con el otro bando. En dos o tres páginas, asisitimos a la recreación del génesis, con las primeras palabras de “Dios”. En el rostro de los personajes, el recogimiento y casi temor de sentirse menos que hormigas. Y eso que una páginas antes, Galactus había acabado con Ultrón con ¡sólo chasquear los dedos!.

Casi sin pausa, villanos y superhéroes separados en dos bases diferentes. Todavía me hace gracia cómo comienzan los primeros conflictos, con unos mutantes defendiendo a Magneto y un Dr. Muerte intentando ser el lider de los villanos. Entre medias, el intento de Galactus de resolver cuanto antes su situación enfrentándose con el Todopoderoso.

El cómic terminaba con el primer enfrentamiento entre los bandos, con unos villanos en busca de sangre. Pero eso lo vimos en el segundo número, que también tuve que buscar. Aunque eso es otra historia.

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