GOLES
El balón describió una parábola perfecta y se coló por toda la escuadra, haciendo inútil la estirada del portero.
- ¡GOOOOOOL!- gritaron en una sola voz los cien mil espectadores que abarrotaban el estadio.
La victoria era un hecho; Raúl “Baloncito Pum” García, había logrado otra gesta y llevado a su equipo a coronarse como campeones. Era un héroe y aceptaba su papel. Nunca le temblaban las piernas ante la responsabilidad de tirar un penalti o arengar al resto del equipo.
Marcial, era el eterno suplente. Ya no iba ni convocado; Lo que la naturaleza le había negado en habilidad, le llamaban “Piernas torcidas” se lo regaló en belleza. En otro equipo con otro compañero que no fuera Raúl, podría ser la estrella, pero allí, era el hazmerreír de todos.
Por eso, trazó su venganza con paciencia, sin prisas. Sabía que Raúl estaba casado; también conocía la famosa soledad de la mujer del futbolista. Fue fácil hacerse el encontradizo. Unas palabras, algún café...Raúl se concentraba día si y día también y Marcial tenía el camino libre. Ahora, reía con ironía cuando la estrella presentaba a su hijo, cuando era Marcial el padre.
- Tu marido ha ganado él solito el partido- Marcial jugaba con la nata sobre el cuerpo de Natalia.
- En fin, esperemos que las celebraciones le hagan estar ocupado. Mañana he reservado habitación en Ávila. Para él estaré relajándome. Ahora dame placer.
- ¡GOOOOOOL!- gritaron en una sola voz los cien mil espectadores que abarrotaban el estadio.
La victoria era un hecho; Raúl “Baloncito Pum” García, había logrado otra gesta y llevado a su equipo a coronarse como campeones. Era un héroe y aceptaba su papel. Nunca le temblaban las piernas ante la responsabilidad de tirar un penalti o arengar al resto del equipo.
Marcial, era el eterno suplente. Ya no iba ni convocado; Lo que la naturaleza le había negado en habilidad, le llamaban “Piernas torcidas” se lo regaló en belleza. En otro equipo con otro compañero que no fuera Raúl, podría ser la estrella, pero allí, era el hazmerreír de todos.
Por eso, trazó su venganza con paciencia, sin prisas. Sabía que Raúl estaba casado; también conocía la famosa soledad de la mujer del futbolista. Fue fácil hacerse el encontradizo. Unas palabras, algún café...Raúl se concentraba día si y día también y Marcial tenía el camino libre. Ahora, reía con ironía cuando la estrella presentaba a su hijo, cuando era Marcial el padre.
- Tu marido ha ganado él solito el partido- Marcial jugaba con la nata sobre el cuerpo de Natalia.
- En fin, esperemos que las celebraciones le hagan estar ocupado. Mañana he reservado habitación en Ávila. Para él estaré relajándome. Ahora dame placer.
Y Marcial, otra noche, coló un nuevo gol a Raúl.
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