EXPERIENCIA

El grupo de cocodrilos flotaba distraido, sin reparar que la manada de Ñus se acercaba a la orilla del rio.

- No parece que se hayan fijado en nosotros- el Ñu mas joven mojaba sus pezuñas dudando en cuando dar el paso definitivo.
- Creo que se han cansado de nuestra carne. Además hay que aprovechar ahora. Cuando lleguen todos, el ruido les pondrá en alerta – dijo su acompañante, un Ñu viejo, que a duras penas aguantaba el paso del grupo. Yo les vigilo. Corre.

Lo mas rápido que pudo el Ñu joven comenzó a cruzar el río. La profundidad aumentaba a cada paso y le hacía ir mas y más despacio. A mitad de camino, los cocodrilos giraron en redondo y fueron hacia él.

-¡Ahora, corred!- el Ñu mas viejo se dirigía al grupo que se acercaba. Pasarían unos metros río arriba, alejados de la orgía de sangre que se había desatado.

Antes de claudicar el Ñu joven miró al mas viejo. “No debí fiarme. Su experiencia le ha hecho sobrevivir. ¿De qué me ha servido la juventud entonces?”

Y es que le fuego de la inexperiencia puede quemarnos a veces.