MUÑECOS

Sintió miedo la primera vez, al sentir la cuchillada atravesar su cuerpo. Con el tiempo se acostumbró. Su dueño, un niño perverso y cruel, se dedicaba a quitarle la vida todas las noches antes de dormir. Empezó con su pelo, luego con la ropa. Ahora, la espuma abandonaba su maltrecho tronco y sus piernas y brazos habían desaparecido.

No se quejaba. Su Dios, MATTEL INC., les había hecho inmunes al dolor. Era el modelo DELUXE de los muñecos de aquellas navidades y recordaba lo orgulloso que lucía en la estantería del centro comercial.

No hubo suerte, y su nuevo propietario le había dado mala vida. Ya sólo le quedaba esperar su fin.

Sabía que había un “mas allá” y que MATTEL le daría una nueva vida. “ Soldado, quiero ser soldado” pensaba el muñeco víctima de las primeras llamas que le darían fin. “Eso si que me va a gustar”.