MOTIVACIONES

Sentía rencor; era una sensación sutil, imperceptible. Suficiente para que una tarde al salir de la oficina, García, el contable, decidiera que Jacinto, el supervisor, pasara a mejor vida. Su crimen fue comer aquel bocadillo de atún. García pensaba que debía ser suyo; llevaba esperando mas tiempo en la barra del bar, y a él le correspondía el último que quedaba.

También acabó con el conductor de la línea de autobuses 35. Dos o tres veces le cerró las puertas en las narices. ¿Qué le costaba abrirlas? Le hubiera ahorrado la espera.

Lo mismo ocurrió con Caridad, la dependienta de la panadería; nunca le devolvía el maldito céntimo del cambio. Se reía en su cara...¿Es que nadie se daba cuenta?.

Luego vino Sofía, la chica que no quiso salir con él, Marcos, su invicto rival de los domingos al tenis...Todos tenían un motivo por el que morir.

Los policías le sorprendieron con Daniel, su vecino. Daniel, en ese momento apenas era un guiñapo de carne y huesos. No llegó vivo al hospital.

-¿Por qué lo hiciste?- preguntó el detective desconcertado.
-Me pedía sal todas las semanas. ¿Le parece poco?- respondió García, cubierto de sangre y trozos de carne.

A ojos de García, sólo se estaba haciendo justicia. ¿ Y quienes eran el resto para juzgar sus motivaciones?.