TERRORES NOCTURNOS

La sábana le tapaba hasta el borde de los ojos. Para Gina, ni siquiera eso era suficiente para evitar pasar miedo al llegar la hora de dormir.

Y aquella noche, al escuchar un pequeño tintineo procedente del interior de su armario, conciliar el sueño se le antojaba imposible.

Durante algún tiempo, sospesó la posibilidad de levantarse y descubrir al causante del ruido. Pero sus músculos, paralizados por su imaginación que volaba buscando monstruos, fantasmas y otros seres sobrenaturales, no iban a ser de gran ayuda.

Pasada la medianoche, pensaba en las palabras de su madre: “los monstruos no existen”. Eso la tranquilizó un poco, suficiente para armarse de valor y acercarse hasta la puerta corredera. “Dentro no hay nada, lo sabes” pensaba mientras empezaba a dejar a la vista el interior del armario.

-¡Sorpresa!- exclamó el monstruo, abalanzándose sobre ella- Llevo mucho tiempo esperando este momento.
-¡Esto no puede estar ocurriendo!- gritó Gina desesperada.
-Eso dicen todos. ¿No sabéis que en el armario se esconde siempre un monstruo?.

Y es que, superar los miedos siempre tiene su riesgo.