Cuéntame un cuento (Continuación)
Para aquellos que estéis perdidos, en post anteriores está el inicio del cuento
Sólo Alderán, su espada, le llenaba de orgullo. Aquella hoja, mellada y oxidada, había visto sus mejores años mucho tiempo atrás, en las Guerras de los Gigantes. Su único dueño fue Har, el mas valiente de todos los vecinos de Hipke, la pequeña aldea de pescadores donde nació.
Hipke, no era el mejor lugar para ser un héroe. Alejado de la Capital, Bafin, la vida de los lugareños giraba alrededor de la pesca. Siempre se echaban un par de manos extras, y no había tiempo para guerrear o ir en busca de la Gloria. Si uno no embarcaba, en tierra no le faltaban trabajos: Reparar redes, untar de brea las barcazas, preparar carnaza. Desde muy pequeños empezaban a realizar tareas y a aprender las artes de la pesca. Todo muy alejado de brillantes armaduras y duelos a espada, excepto en la noche de Nur, la noche de los Giglones.
Los Giglones, gigantescos peces elefantes, pasaban cerca de la costa sólo una vez al año y la Aldea entera se entregaba a su captura. Mientras los hombres se adentraban en las profundas aguas en busca del preciado pez y las mujeres se preparaban para la llegada de tan ingente cantidad de pescado, los ancianos reunían a su alrededor a los más jóvenes, hasta la llegada del Alba y las primeras barcas cargadas del botín. A la luz de las antorchas, contaban historias de tiempos lejanos, olvidados ya, que servían para que los mas niños dejaran de molestar a los mayores.
A Garrik le encantaban esas historias, sobre todo cuando llegaban a la parte en la que relataban la historia de Har, El valiente. La había escuchado muchas veces ya, pero seguía emocionándose como si fuera la primera vez:
“...Y Har, el mas osado de entre todos los lugareños, se acercó hasta la ciudad de Bafin e hizo escribir su nombre en el Registro de Soldados. El mismísimo General Yurel, asombrado por su arrojo, le seleccionó para formar parte de los Karuk-An-Los, Los primeros en Caer. Aquello era todo un honor y cuando entró en combate, fue el primero en enfrentarse a los Gigantes...”
Él, se imaginaba luchando contra esos Gigantes de los que hablaban, y llevando al ejército del Rey a la victoria. Sabía que la historia no era así en realidad; Meses mas tarde, cuando la Guerra terminó, un mensajero llevó los restos del pobre Har al poblado. Contaron que, su batallón era carne de cañón, con el objetivo de que los Gigantes perdieran tiempo y fuerzas mientras eran rodeados. Todos conocían la historia, pero la olvidaban la Noche de los Giglones.
Del efímero héroe, sólo se salvó intacta la espada, que fue depositada en una estancia de la Casa del Burgomaestre, a la espera otro héroe que procurara nuevas historias. De eso hacía mas de quinientos años y hubieran pasado otros quinientos, si no hubiera sido por el chico de Jermel el Carpintero, de Garrik.
Hipke, no era el mejor lugar para ser un héroe. Alejado de la Capital, Bafin, la vida de los lugareños giraba alrededor de la pesca. Siempre se echaban un par de manos extras, y no había tiempo para guerrear o ir en busca de la Gloria. Si uno no embarcaba, en tierra no le faltaban trabajos: Reparar redes, untar de brea las barcazas, preparar carnaza. Desde muy pequeños empezaban a realizar tareas y a aprender las artes de la pesca. Todo muy alejado de brillantes armaduras y duelos a espada, excepto en la noche de Nur, la noche de los Giglones.
Los Giglones, gigantescos peces elefantes, pasaban cerca de la costa sólo una vez al año y la Aldea entera se entregaba a su captura. Mientras los hombres se adentraban en las profundas aguas en busca del preciado pez y las mujeres se preparaban para la llegada de tan ingente cantidad de pescado, los ancianos reunían a su alrededor a los más jóvenes, hasta la llegada del Alba y las primeras barcas cargadas del botín. A la luz de las antorchas, contaban historias de tiempos lejanos, olvidados ya, que servían para que los mas niños dejaran de molestar a los mayores.
A Garrik le encantaban esas historias, sobre todo cuando llegaban a la parte en la que relataban la historia de Har, El valiente. La había escuchado muchas veces ya, pero seguía emocionándose como si fuera la primera vez:
“...Y Har, el mas osado de entre todos los lugareños, se acercó hasta la ciudad de Bafin e hizo escribir su nombre en el Registro de Soldados. El mismísimo General Yurel, asombrado por su arrojo, le seleccionó para formar parte de los Karuk-An-Los, Los primeros en Caer. Aquello era todo un honor y cuando entró en combate, fue el primero en enfrentarse a los Gigantes...”
Él, se imaginaba luchando contra esos Gigantes de los que hablaban, y llevando al ejército del Rey a la victoria. Sabía que la historia no era así en realidad; Meses mas tarde, cuando la Guerra terminó, un mensajero llevó los restos del pobre Har al poblado. Contaron que, su batallón era carne de cañón, con el objetivo de que los Gigantes perdieran tiempo y fuerzas mientras eran rodeados. Todos conocían la historia, pero la olvidaban la Noche de los Giglones.
Del efímero héroe, sólo se salvó intacta la espada, que fue depositada en una estancia de la Casa del Burgomaestre, a la espera otro héroe que procurara nuevas historias. De eso hacía mas de quinientos años y hubieran pasado otros quinientos, si no hubiera sido por el chico de Jermel el Carpintero, de Garrik.
4 Tu opinión es importante:
buen desarrollo, no está nada mal...
me está costando..ya tengo título, por cierto. "Semilla de Dragón". Hay alguno con ese titulo? para no copiar.
Y critica que algo tiene que estar mal.
No, no creas. Vas pillándole el truco a la historia. Y yo sólo comento cuando hay algo que me llama mucho la atención y creo que es un fallo, y tampoco veo nada mal.
Eso sí, todos los títulos con dragón ya han sido utilizados, así que...
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