sábado, enero 7

VENENO


El locutor de la Confederate Radio dejó bien claro cual iba a ser el tiempo en las próximas cuarenta y ocho horas: "Lluvia, viento y...toooornados. Mejor no salgáis de casa". Estaban acostumbrados a los tornados; Aquel, al que bautizaron James, era el quinto de la temporada. Y faltaban mas de cinco meses para que terminara.
"De eso se trata, de estar aislado en las condiciones mas duras" pensó Stephen al terminar de descargar su equipo. Todo lo que suponía necesario estaba allí: barritas de chocolate, agua...hasta una pequeña nevera donde guardaría algunas cervezas. También le acompañaba su rifle; "mejor ir preparado".

A lo lejos, las nubes empezaban a oscurecer el horizonte. En menos de diez horas, estaría en el centro de la tormenta. "Espero poder hablar con Cliff antes de que anochezca". Siempre se dirigía a su padre por su nombre de pila. Así lo quería él, veterano de guerra. Un tipo rudo, viudo el mismo día en el que Stephen nació. "Chico, debes ser duro. Papá es para esos mariquitas de ciudad. No lo olvides"; esas fueron casi las únicas palabras que intercambiaron en los primeros años de vida del hijo.
- Los Red Sox parecen dispuestos a darnos una alegria, muchacho - dijo Cliff. Padre e hijo, tomaban un trago en el porche, minutos antes de que Stephen partiera - Va a ser la única alegría de este año...el hijoputa del reverendo King va a conseguir que este pais lo gobiernen los negros.
- Negratas...¿Quién les ha hecho creer que son iguales a nosotros? El maldito Kennedy está destruyendo todo lo que conocemos - replicó Stephen.
- Espero que se cargen a ese amigo de los negros. Cuando yo combatía contra los nazis por todos esos estúpidos liberacionistas, ¿Donde estaba su familia?. No a mi lado, no señor. Hicimos muchos sacrificios para que ahora cambien todo esos demócratas. Y sé bien de qué hablo- dijo golpeando su pierna de madera.
-¿Cuando se reune el Klan?.
- Mañana . Tom habla de hacer algo grande. Para que se enteren de quien sigue mandando en el pueblo.
- Joder, estaré en medio del desierto. No volveré hasta el domingo. Espero que guardéis algo para mí.
- Siempre habrá negros que matar, hijo. Ahora, preocúpate en ganar a Germain en la carrera del condado.
- Germain...Ese maldito mono corre como si se lo llevara el demonio. Tres días en el desierto me vendrán de maravilla.
- No olvides la radio. Te hará compañía por la noche. Yo tendré abierto el canal por si quieres charlar.

Germain, el mejor corredor en cien kilómetros a la redonda, participó por primera vez en la carrera anual tres años atrás. Era el primer negro que participaba; ganó de calle. Para Stephen, que desde los doce años acumulaba trofeos y medallas, perder no era algo que entrara dentro de sus planes, y menos contra alguien inferior a él. Cliff le dejó bien claro que debía ganar: "El Klan está muy defraudado contigo. Debes ganar este año" gritaba el padre mientras azotaba a su hijo. Por esa razón decidió que el desierto de Muerto Seco sería el mejor lugar para entrenarse. En medio de la nada, a mas de cincuenta grados, endurecería su cuerpo.

El camino hasta el desierto tuvo un pequeño percance. Sally, la hermana pequeña de Germain, cruzó la calle sin mirar. Stephen iba demasiado distraido con la figura de Gina Davies, la muchacha mas hermosa y libertina del pueblo, como para reparar en la presencia de un negro. No se detuvo al escuchar crujir los huesos de la pequeña niña al paso de su coche. Frenó unos metros adelante para comprobar que narices había pasado. La sangre en los neumáticos y el parachoque eran pista suficiente para comprender que había ocurrido. Giró su cabeza y en el asfalto descansaba el cuerpo de Sally hecho trizas. Su craneo estalló como una sandía golpeada con una maza. con un martillo.
- ¡Gilipollas!. Eso le pasa por no estar atenta. Lo tiene bien merecido - gritó.
La mayoría de los que caminaban por la Robert Lee Avenue aseguraron al Sheriff que no vieron lo ocurrido. El resto, simplemente agachó la cabeza y siguió caminando como si nada hubiera pasado. Eso era mejor que tener al Klan en su contra.

Cliff fue claro por la radio: Estaba limpio.
- Stephen...muchacho...ya me han comentado tu incidente. Raymond ha cerrado el caso sin preguntas - la voz de Cliff se escuchaba perfectamente por la radio.
- La puta negra me ha abollado el paragolpes...
- A las ocho pasarán los chicos por casa. Parece que alguien ha conseguido dinamita.
-¡Dinamita!...vamos a hacer algo grande.
"No está tan mal la cabaña del viejo Ted" pensó al cerrar la comunicación. Ted, "el notas", había construido un refugio en el desierto después del verano del cincuenta y nueve. Desde ese mismo instante, se dedicó a observar el cielo día y noche. "Sé que vendrán por aquí..." decía. El Sol o el alcohol que él mismo destilaba de las plantas de alrededor le hacían desvariar y de cuando en cuando, al dejarse caer por el pueblo, hablaba de que unos misteriosos seres verdes, que sólo el conseguía ver.
- No son supecherías..-decía apurando el último vaso de wisky.
Murió una de esas noches que pasaba mirando las estrellas.

Al buscar algo con lo que encender la chimenea, Stephen descubrió un pequeño hueco en el suelo. "Vaya con el viejo Ted...no sólo tenía en la cabeza a bichos verdes" se dijo contemplando la colección de bragas y calzoncillos infantiles escondidos. Acartonados y sucios, despendían un desagradable olor a semen. " El muy cabrón se callaba lo mas interesante..ja, ja ,ja.". Usaría aquello como combustible, cuando la temperatura bajase.

Corrió mas de dos horas por los alrededores. "Por hoy es suficiente" pensó de regreso. El viento era algo mas fuerte y empezaba a refrescar. Luego, mas de mil flexiones y contorsiones varias terminaron por agotarle. Sudaba copiosamente y su boca reseca, le pedía algo de líquido. Un poco de agua, bastó para saciarle y calmar la sed. "Tomaré algo de comer e intentaré charlar con Cliff".
- Bzzzzzzzz ¿Hola, hay alguien hay?- Stephen apenas escuchaba nada. Un zumbido le impedía identificar alguna voz.
"Imposible. Parece que la tormenta empieza a causar problemas" pensó, comprobando que en el exterior empezaban a caer las primeras gotas de lluvia. Los relámpagos a lo lejos, le indicaban que sería una noche dura.

Era de madrugada cuando un fuerte ruido le despertó.
-¡Qué dem..!.

No terminó la frase cuando, de nuevo, el mismo sonido volvió a escucharse. No podía ser un animal, no con aquel temporal. Además, era algo metálico, como si golpearan tuberías. Una tercera vez fue suficiente para que echara mano de su rifle y saliera.
-No sé quien anda por aquí, pero te advierto que voy armado.
El polvo y la lluvia, formaban una densa película roja,impidiéndole ver mas allá de un palmo. Los relámpagos sólo conseguían amplificar el color rojizo que cubría todo. Ni siquiera conseguía distinguir sus pies.

"¡Bang!". Un disparo al aire intentar poner fin al extraño sonido. Paró de inmediato. "Sería algún coyote despistado" pensó.

No reparó en la presencia hasta después de limpiar su cara. Al levantar la vista, retrocedió un paso. Germain estaba de pie, en silencio. Estaba cubierto de barro y apenas era reconocible, pero Stephen reconocería la figura de su rival en cualquier lugar donde se encontraran. Levantó su mano izquierda, mostrando un pequeño vestido. La derecha, sujetaba fuertemente un machete.
-¡Era sólo una cría!. Vas a pagar lo que has hecho esta tarde.
- Parece que hoy mataré a dos sucios negros. Dale recuerdos a tu Dios...¡Aghh!.

Notó una intensa punzada en su dedo derecho del pie. Un dolor agudo se extendió por todo su cuerpo al instante. Incapaz de mantenerse en pie, cayó de rodillas. Su mirada se cruzó con la causante de aquello: una cascabel amenazaba con volver a atacar.
- ¡Hija de puta! -gritó , abriendo fuego contra la serpiente, que saltó en mil pedazos- Cerró los ojos, concentrándose en no perder el conocimiento. Sin soltar el rifle, presionó su dedo, intentando sacar algo de veneno.

Germain, superada la sorpresa inicial, se abalanzó sobre Stephen.
¡Bang!. El disparo abrió un enorme hueco en el hombro derecho de Germain, obligándole a soltar el machete. Sorprendido al ver la sangre brotar de la herida, dejó de avanzar.
- La cosa está así. El veneno o el dolor te van a dejar inconsciente. Sólo tengo que esperar que el tiempo pase- dijo Germain tapando el agujero de bala.
- Llevas razón...pero olvidas que llevo cuatro balas.
No tuvo tiempo de reaccionar. El nuevo proyectil se abrió paso, rompiendo huesos y atravesando los pulmones. La ventana y el suelo donde pisaba se cubrieron de sangre y trozos de carne.
-¡Puto negrata!...¡ugg!.

El dedo parecía explotar. El veneno hacía que se hinchara a marchas forzadas. En poco tiempo, empezaría a subir por su pierna. Sin tiempo que perder, buscó algo con lo que hacer un torniquete. El cinturón de Germain parecía lo mas adecuado para ello. Apretó fuertemente, hasta que su pierna empezó a tomar un color morado. "Ahora no debo perder la calma...Hablaré con Cliff y en menos de dos horas estarán aquí". Apretaba tan fuerte la mandíbula que sus dientes rechinaban. Quería ser fuerte, pero sentía miedo. ¿Y si Germain no había venido sólo?
-bzzzzttt.. ¿Cliff?.....so....Stpehn....Gma....es....tupid...neg...
-¿Stph...?....la tormenta.....mañana....- apenas era audible la voz de su padre.

"Es inutil, no funciona. Además, no tienen ni idea de lo que ha pasado. No me echarán de menos hasta pasado el domingo". Notaba como la fiebre iba haciendo su aparición. Era la manera en la que su organismo luchaba contra el veneno. "Beberé agua. Y cerveza, mucha cerveza. Debo orinar y expulsarlo". Empezaba a sentirse verdaderamente mal.
Dejó transcurrir algunas horas,intentando ganar algo de fuerzas. Se engañaba; sabía que con el paso del tiempo, su estado iría empeorando. Decidió regresar el mismo. Usando su arma como bastón, llegó hasta su coche. El viento arrojaba la arena contra su rostro, impidiéndole abrir los ojos. A tientas, encontró la cerradura. " Dos horas..sólo tengo que mantenerme consciente" pensó al accionar el contacto. Uno, dos, tres intentos...algo fallaba. Comprendió el causante del extraño ruido metálico: el radiador y la bateria eran poco mas que amasijos de cables y plástico destrozados. "Maldito negro...". Si quería regresar al pueblo, debía pensar en otra cosa.

"Apenas puedo mantenerme en pie...me sentaré dentro del coche. Descansaré un poco; eso me ayudará a pensar claramente". Volvió al interior de su vehículo y cayó inconsciente. El veneno, había empezado a afectar a todo el pie y desde el tobillo, la hinchazón le había convertido en una masa informe de carne, rellena de pus y líquido amarillento

Despertó poco después; encharcado en sudor, desorientado, no recordaba nada de lo ocurrido. Recuperó la memoria de golpe; al apoyar el pie, su cuerpo cayó. Sintió como si le hubieran atravesado cien mil voltios. "Dios...el pie. Mira como lo tengo". Al tocarlo, sus dedos se hundían hasta la mitad antes de llegar al hueso. Un poco de líquido supuró al apretar su dedo gordo. El olor a podrido hizo que vomitara lo poco que tenía en el estómago. " Debo hacer algo...en poco tiempo tendré hinchado hasta la rodilla". Con gran esfuerzo, entró en la cabaña. Tapó el cuerpo de Germain; no quería ver la estúpida sonrisa de aquel negro.
"Cliff, debo hablar con él". Apenas se tenía en pie. No recordaba como utilizar la radio. "Vamos...piensa...".
-Cliff, soy tu hijo. Papá...te necesito.
-¡Hijo! ¿Qué ocurre?- reconoció a su padre. Estaba salvado.
-Germain...la serpiente. Ven a buscarme.
-Aguanta hijo...
Notó una respiración detrás. No tuvo tiempo de buscar al responsable.
-No te librarás de mi tan fácilmente..-la voz de Germain resonaba en su cabeza.
-¡No!...est..
Al sentir como las manos de aquel negro le ahogaban, luchó. En el forcejeo, rodaron por el suelo. Stephen, no podía quitar su mirada del enorme boquete en el pecho de Germain. "Estaba muerto...es..."
- ¡Socorro!- gritó Stephen antes de perder el sentido.

"¡Dios...! estoy vivo..." pensó al despertar y ver el cuerpo de Germain tapado. Había tenido una pesadilla. Ni siquiera llegó hasta la radio. "Estoy delirando...no duraré mucho". Volvió a palparse el tobillo; estaba mas hinchado. El dedo, mostraba signos de putrefacción..."Va a engangrenarme la pierna...debo hacer algo". Hizo un rápido inventario entre sus pertenencias; algo de hielo en la nevera, un machete, cortesía de Germain..."Debo cortarme el dedo...si lo dejo, va a acabar con el resto del pie".

No era una decisión fácil. Sólo, sin ayuda ni medicamentos....Un golpe seco segó el dedo. Gritó hasta quedarse sin voz. Un trozo de camisa impregnada en algo de wisky que el viejo Ted guardaba hizo las veces de gasa. De la herida brotó un reguero de líquido amarillento y viscoso. El dolor, le hizo caer inconsciente de nuevo.

Amanecía cuando recupero el sentido. Sus sentidos empezaban a fallarle; al abrir los ojos, todo eran tonalidades azules y violetas. Sólo el intenso dolor le recordaba que aquello era real. La tormenta no arreciaba y se hacía mas fuerte con el paso del tiempo. Rompió a llorar. Él; un superviviente, un hombre que durante años había soportado las dolorosas pruebas a las que su padre le había sometido, se encontraba desesperado. Y fue peor al comprobar que su tobillo empezaba a correr la misma suerte que su dedo. "Debo cortarlo...el veneno..." no pensaba con claridad. Encendió la hoguera y calentó el machete. Esta vez tuvo que hacer cuatro intentos hasta conseguir separar el resto del pie. No se atrevía a mirar cuando sus manos temblorosas acercaron la hoja del metal a la herida. Le llegó el olor a carne quemada cuando cauterizó la herida. El torniquete seguía haciendo su labor y por encima de la rodilla, los efectos del veneno eran pequeños. No se podía decir lo mismo por debajo de ella. Había empezado a hincharse y algunas llagas aparecieron, dejando salir pus y lo que parecía carne diluida. "Señor....no puedo resistir...". Intentó hacer uso de la radio, pero conseguía hacerla funcionar.

Así estuvo el resto del nuevo día; Imposibilitado para intentar llegar por sus propios medios al pueblo y aislado de él por el temporal. Terminó con el agua a media mañana y comprendía que si el veneno no acababa con él, lo haría la deshidratación. Había aflojado el torniquete con la llegada de la nueva noche, intentando aliviar la presión. Y cortado la pierna por debajo de la rodilla de madrugada.

Para la llegada del domingo, la tormenta había amainado. Stephen llevaba horas en un semiinconsciente, pero al notar los rayos de Sol, pareció recuperarse. El muñón tenía un aspecto lamentable. La tela apenas le tapaba y varias moscas se posaban en la herida. Notaba dolor, pero era algo ajeno a él. Arrastrándose salió al exterior. La boca, reseca, topó con un pequeño charco que creó la lluvia. Poco le importaba que bebiera mas arena que agua, y por un instante se sintió aliviado. Su vista seguía mostrándole un mundo púrpura y brillante y sus oidos le repetían un zumbido ensordecedor.

Entonces recordó; Ted, el viejo Ted, no se acercaba al pueblo caminando. Tenía una bicicleta..."Ja, jajajajaja" reía poseido. Llevaba razón; en la parte trasera de la cabaña, llena de polvo y telarañas, estaba apoyado su medio de transporte. "Estoy salvado...."
Fue macabro verle llegar al pueblo, sin una pierna y cubierto de sudor, orín y polvo. Daba tumbos de un lado a otro y apenas conseguía mantener el equilibrio. Respiraba con dificultad y al toser, la sangre llenaba su boca. Así que, cuando entró en el primer edificio que sus ojos divisaron, nadie de los presentes en él, daban crédito a lo que veían.
-Germain...mi pierna....¡Ayundenme por favor! - Stephen balbueaba palabras sueltas, a trompicones.
-Muchacho....¿Qué te ha ocurrido?- el reverendo Martin, de la Iglesia Evangelista, no salía de su asombro. Un hombre blanco allí.
-¡Es Stephen...!.-gritaron algunos de los feligreses- ¿Qué has.
El reverendo explotó en pedazitos, cubriendo de restos humanos a los de las primeras filas. Fue la primera explosión; las siguientes, hicieron volar bancos, niños, abuelas...Stephen no entendía nada. "Estoy en mitad de otra pesadilla, debo salir fuera y esperar a despertar" cubierto de carne, huesos...

-Hemos hecho un buen trabajo, Tom- Cliff miraba orgulloso lo que estaba ocurriendo desde la furgoneta.
-Estos negratas se lo pensarán antes de volver a abrir otra iglesia...¡mira sale uno!. Le falta una pierna al muy cabrón- Tom señalaba a Stephen sin reconocer al hijo de su amigo.
Un disparo de la automática de Cliff acabó con su hijo.
-Ni uno vivo - dijo Cliff
-Vayamonos antes de que venga el sheriff. Lástima que no esté tu hijo aquí para verlo. Hubiera disfrutado.
- No se lo va a creer cuando se lo contemos...















domingo, enero 1

2006

2005 se acabó y ya estamos en el 2006. No ha cambiado nada en realidad, sólo una fecha. Pero es imposible no pensar en todo aquello que esperamos que ocurra en el año que empieza.

El 2004 fue el año en el que descubrí que podía divertirme escribiendo. El 2005 el año en el que comprendí que escribir con ganas no significa hacerlo bien. Y también que el intentar dedicarse a ello es muy, muy complicado.

Gracias a la ayuda de nuevos amigos y los pocos, pero importantes, visitantes del blog, poco a poco voy intentando mejorar. La mayoría de las veces, todavía sigo siendo un novato, pero espero que con la experiencia ganada, avance en el duro camino hasta ver algo con calidad suficiente para poder intentar verlo publicado.

Mientras tanto, seguiré publicando relatillos e historias para que aquellos con ganas y paciencia pasen un buen (o mal) rato.

Y nada mas. Bueno...si; que cuando lleguemos al 31 de diciembre de este año y miremos hacia atrás, podamos ver que ha sido el mejor año de nuestra vida.

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