viernes, agosto 19

Nuevas colaboraciones

En http://versosdefuegoysangre.blogspot.com/2005/08/haciendo-sombras-y-otros-poemas.html, Carmel Hassan, autora del blog http://www.lacoctelera.com/carmel, nos has "prestado" algunos poemas que iremos publicando a lo largo de las próximas semanas. La primera entrega ya la podéis saborear

jueves, agosto 18

EL CHAMÁN


La tierra, reseca y cuarteada, miraba al cielo, suplicando que éste llorara. Hacía muchas lunas ya que la tribu no recogía agua fresca y los últimos depósitos estaban a punto de agotarse. Los animales y la cosecha, estaban a punto de perderse, si no lo había hecho ya. Era su recurso mas preciado e incluso los mas ancianos, habían cedido su ración para sustentar a las bestias y regar las pocas plantas que todavía quedaban en pie.

- Debemos hablar con el Chaman – dijo el jefe con voz grave- Él traerá la lluvia.

El resto asintió; Kot había demostrado en innumerables ocasiones su sabiduría y nunca les había fallado. El Chaman era la única solución posible pero todos le temían y odiaban a partes iguales; Conocía los secretos del otro mundo y preferían evitarle.

La reunión se alargó toda la noche. En el interior de la tienda, El Chaman y Kot conversaban; Fuera, los hombres de la aldea esperaban curiosos. No había ninguna mujer, pues aquel terreno era sagrado y no podía pisarlo.

Al despuntar la mañana, el Chaman hizo su aparición, acompañado por Kot.

- Los Dioses me han hablado; Están muy disgustados con nosotros y por eso no nos mandan la lluvia.

Un lamento salió por boca de todos; Lo que más temían era que los Dioses estuvieran en su contra y no escatimarían esfuerzos para que volvieran a ser generosos y proteger el pueblo.

- No os preocupéis, amigos. También me han dicho que pronto nos devolverán su favor si a cambio le entregamos la mitad de los recién nacidos y de los mas ancianos.

Era peor de lo que imaginaban; Nunca había pedido un sacrificio así; ¿Por qué se mostraban así? ; ¿Acaso no habían sacrificado algunas cabezas de ganado? ¿Y no habían devuelto a la Tierra la mitad del grano recogido?

Aún así, nadie osó alzar la voz en contra de la decisión de los Dioses. El Clan había aceptado siempre sus mandatos y habían prosperado, y en aquella ocasión no debía ser distinto.

Las mujeres aceptaron con resignación las nuevas que trajeron los hombres. Eligieron a los bebés menos saludables y con menos posibilidades de sobrevivir. No había pena en sus rostros; No eran ellas quienes debían cuestionar a los Dioses.

Los mas ancianos, tampoco discutieron ni lamentaron su suerte. Habían sobrepasado con creces sus mejores años y sólo esperaban su final.

Llegada la noche, los preparativos estaban terminados y se consumó el sacrificio. El Chamán, degolló a los más pequeños con el cuchillo ceremonial, fabricado con el marfil del primer Mamut cazado en la primavera. Los ancianos, en cambio, fueron incinerados en la pira, para que sus cenizas se mezclaran con el suelo.

- Era necesario, amigo mío – El Chaman conversaba con Kot una vez terminado todo, en un lugar apartado
- ¿Lloverá?- preguntó Kot apesadumbrado.
- Claro; El viento del Norte viene cargado de humedad y el Castor ya está reforzando su presa. Habrá lluvia y de forma abundante.
- ¿Y los Dioses?- volvió a pregunta el jefe - ¿Estarán complacidos?
- Lo estarán. Ahora únete a tu gente y háblales de las buenas nuevas que te he contado.

Ya solo, El Chaman contemplaba como el fuego terminaba de consumir los cuerpos sin vida. La muerte de los bebés y de los mas viejos, daría libertad a las mujeres y permitiría tener raciones extra de comida y bebida para animales y hombres. Un gran sacrificio, pero el Clan se salvaría.

Había mentido una vez más; No existían Dioses ni peticiones, pero ¿Quién era él para descubrir el velo y enseñarles a los otros la verdad?¿Les haría eso más felices? Él no lo era y hubiera deseado vivir como ellos, ignorantes buscando respuestas a los infortunios en los caprichos de seres y fuerzas desconocidos. Sólo él conocía la verdad y la utilizaba sabiamente. La muerte de seres inocentes le apenaba, pero hacía tiempo que sus lágrimas se habían secado.

El viento golpeó su rostro; Era más húmedo que el de otros días. Había acertado el momento en el que hacer público la decisión de “Los Dioses”; Conocía las señales que le enviaba el mundo y la lluvia se acercaba.

Una vez mas, El Chaman demostró su poder, aunque no se sentía orgulloso de ello.

Nueva colaboración en Firma Invitada

En http://firmainvitada.blogspot.com/2005/08/cctel-potico.html, Gonzalo López Cerrolaza nos muestra su talento en el difícil arte de la poesía.

miércoles, agosto 17

EL MAR


El pescador aceptaba con resignación su mala suerte. Tres días llevaba en alta mar, alejado muchas millas de la costa, buscando alguna captura que llenara su estómago y le permitiera sacar algún provecho en la lonja.

Sus manos, agrietadas por el sol y la sal, se disponían a recoger los aparejos y dar por terminada la jornada, cuando, escuchó una voz;

- ¡Espera!- sonaba dulce y melancólica

Buscó con la mirada el lugar de donde provenía; A su espalda, entre las olas, una figura femenina aparecía.

“Una sirena” pensó lleno de sorpresa y terror. Había escuchado muchas historias acerca de esos misteriosos seres que arrastraban hasta el lecho marino a los marineros.

- ¡Aléjate!. No quiero tratos contigo, criatura – su voz era endeble, apenas audible.
- No temas, no quiero hacerte ningún mal.

Era imposible no creer a aquella criatura tan hermosa. Parecía un Ángel; ¿Por qué debía temerla?...

- ¿Qué quieres?- preguntó el pescador, temeroso.
- Te conozco. Vienes todos los otoños buscando los bancos de peces que cruzan las aguas. Cada año, tus redes se llenan menos que el anterior y eso te apena.
- Así es; El mar me ha abandonado.
- Yo te ayudaré a encontrar nuevos lugares donde la pesca será abundante.

El hombre sabía que debía desconfiar pero, ¿Cómo hacerlo si la mirada y la voz de la criatura sonaban sinceras?. “¡No!, no la escuches, seguro que es sólo un ardid para acabar conmigo”.

- ¡No te creo, arpía!. Vete y no utilizaré mi arpón en tu contra.
- ¡Esper...

El arpón salió de las expertas manos del pescador a una velocidad endiablada. La Sirena, apenas tuvo tiempo de suspirar. El metal se alojó en su corazón y en unos segundos, se perdieron entre las negras aguas.

En el puerto, la historia se convirtió en una nueva leyenda acerca de las traicioneras criaturas y de cómo mediante engaños les intentaban atraer hasta el fondo del mar.
Entretanto, Neptuno, Dios de los Océanos, lloraba a su hija que, ingenua, decidió ayudar al desconfiado marinero. “Esto nos enseñara a desconfiar de los maliciosos humanos, seres envenenados por sus propios miedos” pensó mientras sus lágrimas se convertían en furiosa tormenta.

martes, agosto 16

Pequeños detalles

Era un buen plan, casi perfecto, diría. Nada parecía escaparse a nuestro control...excepto los pequeños detalles.

Aquella noche la casa debería estar vacía, como todos los primeros viernes de cada mes. Nadie contó con la hija del millonario; ¿Por qué cojones decidió llevar a su estúpido ligue a su casa?; ¿No podría ir al motel como hacía todos los fines de semana?...¡Ah! Detalles, detalles.

El chico fue rápido, pero no lo bastante para Billy. El psicópata no pensó que un disparo bastaría para despertar al vecindario;

- Lleva un silenciador – le dije.
- No hará falta usarla – respondió jugando con su beretta.

Los estúpidos detalles, ¿Por qué no me escuchó?.

Tampoco ayudó la chica; Era una leona que no paraba de gritar... hasta que una bala atravesó su cabeza. Dos muertes, eso complicaría las cosas. No descansarían hasta atraparnos...detalles.

Las primeras sirenas no tardaron en oírse; Eran rápidos cuando se trataba de un barrio de clase alta. Algún buen samaritano hizo sus deberes y avisó a la policía. No nos quedaba mucho tiempo para huir.

Paul, nuestro chofer, pensó que la cosa se había puesto muy complicada y decidió que llevar lastre le retrasaría... Si salíamos de ésta deberíamos hacerle una visita.

El chalet del final de la calle, parecía un buen lugar donde esconderse. Deseé suerte a mis compañeros cuando nos separamos; Juntos éramos presa fácil y de uno en uno, teníamos una oportunidad.

Una luz se encendió nada mas pisar el césped; ¿Quién iba a pensar que era campeón olímpico de tiro? Le dí una excusa perfecta para perfeccionar su puntería.

Ya digo , los pequeños detalles.

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